Cuaderno de escritor. Cuaderno de escritora

"No es necesario -escribe Alfonso Calderón en la nota introductoria al manuscrito de La Valija de Rimbaud- apoyarse en Franz Kafka para admitir que, en un "diario" se preservan los cambios a que uno está expuesto en la vida, en tanto los hechos se van convirtiendo es escritura. Envión íntimo, inventario de gestos o de quejas en singular hacen de un pretérito imperfecto un futuro (im)perfecto. Lo más importante que sucede con las páginas es que se convierten en una posibilidad de entender "el mundo de entonces" y lo que ha sido de él".

Si bien Calderón apunta a la escritura de un diario o bitácora personal, al revisar la colección de cuadernos y libretas de notas que conserva el Archivo del Escritor de la Biblioteca Nacional es posible pensar que esta idea podría hacerse extensiva a estos versátiles y cotidianos artefactos. El "mundo de entonces" de Calderón se ve reflejado en los contenidos del cuaderno articulándose como una especie de paratextos para determinadas obras o bien, para un proyecto escritural completo.

Existen cuadernos grandes y pequeños, de papeles finos, delicados empastes y cuidadas cubiertas, otros más sencillos, de papel barato, anillados comunes y cubiertas flexibles con decoraciones coloridas para animar el uso escolar. También, existen libretas de direcciones, directorios telefónicos y agendas que terminaron sus días siendo cuadernos.

Tan variados como su materialidad, son los usos que cada escritor y escritora, ha dado a estas herramientas. Notas y apuntes personales, índices de palabras, esbozos preliminares para una obra posterior, diarios de lectura, diccionarios personales, manuscritos de obras completas, recopilaciones de recortes, cuadernos de visitas y notas de investigación podemos encontrar, solo por mencionar algunos, entre sus contenidos.

Así por ejemplo, el cuaderno titulado Soy del poeta Omar Cáceres, delicadamente decorado por ilustraciones y dibujos, alterna opiniones personales, notas de libros por leer y de lecturas, transformándose en un collage de referentes del autor.

El también poeta Rosamel del Valle, por otra parte, con su particular estilo, conservó entre 1952 y 1962, una agenda de almuerzos, cenas y recepciones. Este documento está empastado y su lomo, decorado con una cinta azul que recubre parte de las cubiertas en color rosa, con letras doradas. En él, del Valle consignó fechas, asistentes y en ocasiones, el menú de cada uno de los eventos a los que asistió.

Rafael Maluenda, novelista, dramaturgo, político, boxeador y productor cinematográfico, con dedicación y prolijidad ordenó una variada colección de recortes y reseñas de su libro Escenas de la vida campesina publicado en 1909, en un cuaderno empastado cubierto por una tela blanca. En su cubierta, escribió con tinta de color negro el título: La Quimera, críticas de mi primer libro, 1909 para luego, en la primera hoja del documento incluir el subtítulo (Drama en tres actos y cuatro cuadros). En las páginas del cuaderno es posible apreciar llaves y corchetes escritos con lápiz de color rojo marcando secciones de los recortes, anotaciones sobre fuentes y autores además de la opinión del autor sobre algunos juicios de la crítica: "¡Ay de ti Desgraciado! ¿En qué pecarte, Laureado?" (página 14).

Un cuaderno de copia de dieciséis hojas de color verde decorado por una etiqueta de color azul anuncia con cuidadas letras escritas a mano en tinta negra: Amado Nervo. Este cuaderno perteneció al poeta y narrador Óscar Castro. La caligráfica y regular letra de Castro transcribe con delicadeza más de veinte textos del poeta mexicano.

La artista visual y educadora Laura Rodig, utilizó un cuaderno de tapas cafés y fabricación chilena para consignar datos biográficos de Gabriela Mistral. La pieza titulada con el número uno y los años 1889 y 1907 contiene cuarenta hojas anotadas casi en su totalidad. Los datos van desde frases consignando datos y nombres de personas hasta información para chequear y confirmar. Un rasgo particular de este cuaderno es el recorte que hizo la escultora a sus páginas, formando secciones con pestañas para cada año, al modo de los directorios telefónicos.

Un muy particular cuaderno azul es el que perteneció a Roque Esteban Scarpa. Su título, escrito a mano en letras muy pequeñas señala: Número, títulos y fechas de las poesías escritas desde el mes de mayo de 1976. En efecto, al revisar las páginas del cuaderno se trata de un registro de poemas escritos entre marzo de 1976 a diciembre de 1978, ordenados por fecha y hora de inicio y término de la escritura.

Tapas de cuero café con decoraciones en color dorado abren paso al cuaderno del poeta, incluido en la antología en Selva Lírica¸ Allan Samadhy (seudónimo de Higinio Espíndola). Sus páginas son una curiosa mezcla entre cuaderno de poemas y dibujos del autor, y la antigua usanza de los álbumes de visitas. Esta sección del cuaderno incluye, entre otros, poemas manuscritos hológrafos, dedicatorias y dibujos de diversos autores chilenos: Inés Echeverría Bello (Iris), Martina Barros Borgoño, Samuel Lillo, Claudio Arrau, Gabriela Mistral y Laura Rodig, Eduardo Barrios y extranjeros como la cantante y actriz argentina, Berta Singerman.

Dos cuadernos se conservan de la escritora de la Generación literaria del '50, Matilde Ladrón de Guevara. Uno de ellos, en su portada, exhibe un barco a vela navegando en un mar crispado. Sus páginas contienen notas y apuntes de distintos elementos narrativos que la autora apuntó bajo el título Íntima (para el cuento-novela). Se trata, probablemente, del primer esbozo de un texto en prosa, probablemente inédito.

El actor y director de cine y teatro, Adolfo Urzúa Rozas, transcribió las versiones originales de cuatro de sus obras dramáticas escritas entre 1885 y 1908, en una libreta de cuero café de ciento sesenta páginas. Los textos, con correcciones del autor, de las obras Alberto el poeta: drama en tres actos y en prosa, Antes y Después: drama en dos actos y los monólogos La carta y Coquetería forman parte de sus contenidos.

De forma similar a Adolfo Urzúa, aunque varios años más tarde, Adolfo Couve, utilizaba cuadernos de formato pequeño, sin espiral, para las distintas versiones de los manuscritos de sus obras. Es por ejemplo el caso de: La ronda nocturna, El parque, El pasaje o La lección de pintura, por mencionar algunos.

Cuarenta y tres páginas de un bloc de notas sirvieron al premio nacional de Literatura, Alfonso Calderón, para dar cuenta de las lecturas de los meses de mayo y junio de 1992. Con su particular y diminuta caligrafía, el crítico consignó títulos y notas sobre los libros leídos durante ese periodo.

Por último, dentro de la amplia y muy variada colección de cuadernos de la poeta e intelectual, Gabriela Mistral, un cuaderno negro, con lomo rojo y el número 51 en su portada, permite acercarse de un modo inusual a sus procesos de escritura. Escrito en 1948 y bajo el título Rimas sus trecientos setenta páginas exploran las más diversas combinaciones de palabras que, probablemente, servirían más tarde para sus poemas.

Omnia transit, todo pasa, destaca en letras doradas en la libreta de apuntes personales de Augusto D'Halmar, autor de Juana Lucero y primer Premio Nacional de Literatura.

Todo pasa, pero quedan los cuadernos.